Extrema
Necesito que mis muertos se hagan sentir
se hagan escuchar para ver si los puedo seguir
tanto escombro repasado
tanto estúpido calvario
y este mísero corazón hambriento
necesitado de arrumacos febriles.
Miro por la otra edad que mis caderas tenían
y se me hace un paisaje desconocido
esa rumba ya no me suena, es extraña ,
apenas los pies se despegan de la rutina,
cuanta vitamina repartida en vasijas de greda
y las manos llenas de arrugas eternas
más encima con dificultades resecas.
Tantos besos al aire , tantos amores cobardes,
allí se les puede ver
apiñados tomando el sol como lagartijas resignadas,
y este corazón remendado mil veces , mil veces roto,
es tozudo y no entiende que el amor que el siente
no es para el ahora, que es para nunca.
Necesito que mis muertos se acuerden de mí
que me dejen la puerta abierta
que me indiquen la luz extrema para poder alcanzarla.
lichazul © elisa